Hacer memoria, ¡arrr!
Publicada en El Espectador. 26 de abril de 2017
El aleccionador comunicado que me permito presentar a continuación pudiera ser leído como una provocación, mas he de confesar que no tengo mérito alguno. Solo me he limitado a cambiar el formato del texto. Aunque he incluido citas literales, sus fuentes originales pueden ser consultadas en la Revista Armada (septiembre de 2016), en el periódico de Acore (edición 557) y en su proyecto de expansión o Decreto Presidencial 502 del 27 de marzo de 2017.
Comunicado a la opinión pública
Primero. Se ordena a nuestras tropas y a nuestra familia colombiana “Alistarse para un nuevo capítulo de la guerra: la memoria histórica”. ¡Firmes!
Segundo. “No existe nada que nos cause vergüenza”. (¿Me copian?) Las fuerzas militares de por estos lados no tenemos vergüenza.
Tercero. “El Basta Ya parece hecho por el enemigo”. (Repito, sí. “El Basta Ya” parece hecho por el enemigo). “Aparentemente, se utilizaron muchas falsas víctimas que fueron entrevistadas en zonas tradicionalmente afectas a los terroristas”.
Cuarto. Es nuestro deber inscribir para la posteridad la heroica acción sin mancha de nuestras gloriosas Fuerzas Armadas.
Quinto. Declárese terrorista, extrema izquierda, oenegero, revanchista o antimilitarista, toda expresión que no se ajuste a la descripción fidedigna de nuestras hazañas.
Sexto. Las fuerzas armadas no aportaran a la verdad sobre el conflicto. Su voz es “la verdad verdadera”.
Comuníquese y cúmplase. (¡Que suenen las cornetas y tambores!).
En este contexto de descalificación continua del trabajo del Centro Nacional de Memoria Histórica(CNMH) y sus informes, por parte de militares activos y retirados, el Decreto por el cual se nombra en la junta directiva al ministro de defensa o su representante, no puede verse de otro modo que como una amenaza a Memoria Histórica, como enfoque y como institución. Es, esperemos, un fallido intento de expropiación.
El CNMH ha documentado las alianzas con el paramilitarismo y numerosas violaciones al DIH de parte de la institución castrense recogiendo centenares de sentencias condenatorias realizadas por el aparato judicial, no por Memoria Histórica. No son inventos académicos ni mucho menos una estrategia guerrillera para desprestigiar a las Fuerzas Armadas. Negativo.
Así mismo, es cierto que el papel de las Fuerzas Armadas en el desarrollo del conflicto armado no se limita a lo anteriormente descrito. Y no es que esté pensando en las ejecuciones extrajudiciales y en sus variedades recientes, conocidas casi folclóricamente como “falsos positivos”. De hecho, y es también verdad, las Fuerzas Armadas en incontables ocasiones han servido a la protección de muchos conciudadanos de las acciones criminales de los criminales y de los guerrilleros, siguiendo no solo su función legalmente establecida, sino también respetando los medios legalmente dispuestos para ello. Pero resulta ominoso que se pretenda instalar y presentar la narrativa apologética propuesta abiertamente por los militares bajo el sello del Centro Nacional de Memoria Histórica.
El cuestionamiento a la presencia de las Fuerzas Armadas en el consejo directivo del CNMH no obedece a un prejuicio. Su presencia en el campo de batalla no es garantía de contribución a una verdad ampliada, menos aun cuando la eliminación del enemigo o contradictor siga siendo la lógica con la que se traslada su presencia a la memoria histórica que emergió en el marco de la ley de Víctimas: “Alistarse para un nuevo capítulo de la guerra: la memoria histórica”, “Responder prontamente ante las nuevas “Comisiones de la verdad” que serán creadas con nuestros detractores”.
La verdad de una confrontación armada y de un conflicto social y político dista mucho del recuento militar, sea del bando que sea, y más aún, cuando es un recuento militar negacionista de la corrupción interna, de la cual la ejecución de crímenes cometidos por tropas y altos mandos no es su única, pero si su más visible expresión.
Aunque sepamos que el asunto va mucho más allá, la discusión de si fue primero el huevo o la gallina, o si los otros han sido peores, o si los otros han sido cínicos, o hasta cuándo seguirán siéndolo, no son argumento para eludir el reconocimiento de la responsabilidad institucional y estatal en la degradación del conflicto armado interno.
Aunque impensable hace muy pocos años, en las Fuerzas Armadas hay un sector amplio, de pensamiento progresista, que sorpresivamente ha resultado más moderado que muchos sectores políticos, y sin el cual esta paz indeseada y boicoteada tendría aún menos esperanza de materializarse. Es un sector que ha dado contundentes pasos en materia de reconciliación y que aún puede dar importantes pasos también en materia de verdad. Con todo, el cambio interno ha sido muy lento y no tiene horizonte seguro.
La memoria histórica está sitiada. Y su defensa no está incluida en las glorias de nuestras Fuerzas Armadas. Misión cumplida.
Pd. Pregunto: ¿Es tan fácil transformar el sentido de una Ley, como la de Víctimas, por decreto? Abogados y magistrados: ¡Arr!
En: http://www.elespectador.com/opinion/hacer-memoria-arrr-columna-691181